“Vamos a Misa el domingo a encontrarnos al Señor resucitado, o mejor, para dejarnos encontrar por Él, escuchar su palabra, alimentarnos en su mesa y así convertirnos en Iglesia, es decir, en su Cuerpo místico viviente en el mundo”(Papa Francisco).
- Procura llegar antes de que comience la misa para recibir todos juntos al sacerdote.
- Si has llegado tarde y ya está la misa comenzada, procura colocarte en el banco más próximo para no distraer a los demás.
- Desconecta tu móvil antes de entrar en el templo. Para hablar con Dios no te hace falta. Si el reloj tiene alarma, apágala. No alarmes al prójimo.
- Participa en todos los momentos de la misa con tu comunidad: escuchando, rezando, cantando, adorando y comulgando.
- Para encender las velas, o acudir al Cristo, procura hacerlo antes o después de la misa.
- Cuando vayas a comulgar, acude por el pasillo central del templo y retírate por los laterales.
- Cuando comulgues, en la boca o en la mano, hazlo siempre delante del sacerdote.
- Guarda el silencio debido. Hemos venido a hablar con Dios y a escucharle en todo momento.
- Antes de marcharte, espera a que el sacerdote se retire del altar. Retírate en silencio.
- Vive con gozo la Eucaristía para seguir creciendo en la fe y sentirte miembro activo de tu Comunidad, la Iglesia de Jesucristo.
“Él no baja del cielo un día y otro día para quedarse en un copón dorado, sino para encontrar otro cielo que le es infinitamente más querido que el primero: el cielo de nuestra alma, creada a su imagen y templo vivo de la adorable Trinidad” (Santa Teresa del Niño Jesús). |